domingo, 31 de marzo de 2013

Dólar ilegal, Dólar blue

El eufemismo del dólar paralelo y el supuesto “potencial” de injerencia en la política cambiaria.
Los logros sociales, económicos y de empleo notorios que logró el modelo económico con inclusión social ponen a consideración el análisis de Javier Blanco, particularmente en un punto clave cuestionado por su análisis: la correlación entre tipo de cambio y retenciones a las exportaciones.
¿Por qué toma trascendencia el análisis de la correlación entre dos variables como tipo de cambio y restricciones? Vayamos a dos escenarios disímiles en el proceso histórico argentino para entender el uso (y abuso) de este tipo de relaciones.
Durante décadas de gobiernos dictatoriales y democráticos con un proyecto político-económico neoliberal (1976-2003) -en connivencia con sectores financieros locales e internacionales y medios de comunicación- el marco de análisis del “dólar paralelo (blue)” y el de las  “restricciones al acceso a los dólares” fue una constante, funcional a la lógica de los grandes movimientos evasores y de fuga de divisas de las corporaciones y la banca mundial. Operaron (e intentan seguir haciéndolo) a través de argumentos que postulan de manera abstracta las bondades del libre-mercado y del Estado ausente (siempre visto como distorsión), estimulando que el tipo de desarrollo de la economía nacional sea beneficioso para los sectores rentísticos en detrimento de los productivos. El tipo de enfoque abusa siempre de los mismos elementos: abogan por la ausencia de restricciones e instalan en la opinión pública un eufemismo como lo es el de “dólar paralelo”, para no llamarlo por su nombre real: dólar ilegal o marginal.
Durante todo ese periodo, esta correlación de “a más restricciones, mayor cotización del dólar paralelo”, alimentó las expectativas devaluacionistas de una parte de la población, pero mientras tanto sirvió de pantalla para instalar en el debate público la “necesidad” de una economía sin restricciones (“abierta”) donde los dólares disponibles, en vez de ser destinados a sostener la expansión de la industria, el consumo y el crecimiento económico del país, deberían sostener movimientos especulativos y estrategias de acumulación de corporaciones financieras ajenas y contrarias al interés nacional.
El escenario cambia de forma rotunda en 2003; es a partir de este momento cuando se comprende la relevancia de la correlación de fuerzas entre las variables: tipo de cambio y “retenciones”; no las “restricciones” al mercado libre de la prensa, sino la respuesta al problema estructural e histórico de la economía argentina: la “restricción externa”, o carencia estructural de divisas, situación propia de cualquier economía que no imprime los dólares necesarios para importar insumos industriales.
Su importancia de ahí en más para ponderar el dólar (oficial), como activo estratégico con un tipo de cambio administrado en función de las retenciones a las exportaciones, posibilita regular la rentabilidad agraria y petrolera, la formación de precios y el sostenimiento de los otros ejes del modelo: el consumo y el mercado interno.
Del fetiche neoliberal a la reforma del BCRA
Como señala el autor del artículo, en el transcurso de los últimos años, el stock de reservas internacionales se mantuvo relativamente constante y la cantidad de pesos en circulación aumentó. Son hechos. No obstante, la interpretación que se teje desde la nota mencionada es absolutamente errónea. Lejos de significar un deterioro para el balance del BCRA y el conjunto de la economía, es un claro reflejo de la solidez de la administración actual, y esto es fácilmente demostrable a partir de los datos.
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Fuente: Banco Central
El nivel de reservas actual es alto: más de 40.000 millones de dólares, más del triple que las heredadas en la primera gestión del gobierno nacional (cerca de 10.000 millones de dólares aproximadamente en marzo del 2003). Esto, sostenido en contextos de corridas cambiarias; sequías; crisis económica internacional y pagos de deuda externa. Puntualmente sobre este último tema, la reducción de la deuda forma parte de una política de desendeudamiento que implicó, entre otras cosas, la cancelación total de las obligaciones con el FMI.
Antes de  continuar con el análisis de la cantidad de dólares de los que dispone el BCRA, detengámonos un momento en esta última política de desendeudamiento externo. No es un dato menor, y extrañamente el autor de la nota no lo menciona, pero como se puede observar en el gráfico, la estrategia de reducción del monto de la deuda utilizando reservas de libre disponibilidad del BCRA permitió una mejora significativa en las condiciones financieras del país, es decir, más soberanía económica. El dato que omite el autor es que durante 2012, la Argentina tuvo distintos vencimientos: por un lado US$ 2.197 millones de dólares del Boden 2012 y por otro US$ 3.520 millones del cupón PBI. A pesar ello, las reservas se mantuvieron por encima de los 40 mil millones de dólares, un nivel históricamente elevado, cercano al 10% del PBI.
Volviendo al análisis dólar-peso ¿Qué tiene que ver entonces la cantidad de dólares del BCRA con la cantidad de pesos en la economía? Poco y nada. Vincular el nivel de divisas (dólares) y circulante (pesos), es, fue y quizás será, un fetiche de la ortodoxia económica usado como excusa para argumentar a favor de recortar la participación del Estado en la economía y justificar políticas de ajuste. Por ello, el Gobierno Nacional propició la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central el año pasado, en reemplazo de la carta anterior, vigente desde los años 90’s. Su reformulación dotó a nuestra principal institución financiera de la capacidad de intervenir en beneficio del desarrollo económico nacional. Antes, el único objetivo era preservar el valor de la moneda; ahora, además, el BCRA tiene como pilares la estabilidad financiera, la defensa del empleo y el desarrollo económico con equidad social. Así, se dotó a nuestro banco de herramientas para contribuir a la solidez y el funcionamiento macro de nuestra economía, otorgándole mayor capacidad para reorientar el crédito a sectores productivos, alejando la anacrónica obligación de mantener una relación entre la base monetaria y la cantidad de reservas internacionales.
En síntesis, fijar la atención en un mercado ilegal y marginal (tanto en términos de volumen como de actividades económicas asociadas al mismo) sólo puede responder a intereses minoritarios que comparten un mismo objetivo: desestabilizar todo intento de fundar un proyecto nacional y popular. La soberanía ganada, en este caso en el plano económico, es un logro del camino iniciado en 2003 que ha permitido, entre otras cosas, que las reservas internacionales se encuentren hoy en un alto nivel, mientras que la cantidad de pesos evoluciona de acuerdo a los parámetros de una economía en crecimiento impulsada por los elevados niveles de consumo entre las clases medias populares, y con un Banco Central que recuperó el rol que nunca debió perder: ser un pilar más del Estado en la tarea de construir un economía sólida con inclusión social.

Nota original:
http://www.lanacion.com.ar/1565080-se-confirma-la-correlacion-a-mas-cepo-cambiario-dolar-mas-caro

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