lunes, 21 de noviembre de 2011

A DESANDAR EL CAMINO EQUIVOCADO

http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=5344

domingo, 20 de noviembre de 2011

KIRCHNERISMO NO ES IGUAL A PERONISMO

EL PAIS
Ni tanto ni tan poco *








Por Horacio Verbitsky

Un colaborador suyo me preguntó si estaría dispuesto a atender a quien yo había llamado vocero de Repsol por su oposición a las retenciones a la comercialización de hidrocarburos. ¿Cómo podría negarme a hablar con el presidente electo? Media hora después me llamó desde Santa Cruz, donde armaba su gabinete. Conocía el trabajo del CELS sobre Fuerzas Armadas y democracia y quería nuestra opinión sobre la cúpula militar que lo acompañaría. Le dije que había una cuestión previa. El senador Eduardo Duhalde, a cargo en forma interina del Poder Ejecutivo, negociaba con el jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, a quien el CELS había denunciado por su participación en la masacre de Margarita Belén, con el presidente de la Corte Suprema Julio Nazareno y con el obispo castrense, Antonio Baseotto. La liberación del casi centenar de altos mandos que estaban detenidos al comenzar aquel año 2003 era uno de los puntos del pliego de condiciones que el diario La Nación le había presentando a Kirchner el 5 de mayo, durante un desayuno que su embajador en Buenos Aires, Alberto Fernández, concertó con el hombre fuerte del diario, Claudio Escribano. El plan canje de impunidades recíprocas contó con el aliento de Rafael Bielsa, a quien La Nación llamó “eventual ministro de Justicia de Kirchner”. Bielsa le dijo al diario de Escribano que si los juicios continuaban serían citados 1800 militares de alto rango, entre ellos 300 en actividad. (“Señales de tranquilidad entre Kirchner y la Corte Suprema”, La Nación, 10 de mayo de 2003). Ese cálculo falso, pensado para intimidar al nuevo gobierno, se lo había transmitido Brinzoni, según reconoció Bielsa. Kirchner respondió en forma categórica:

–La única política de mi gobierno será Memoria, Verdad y Justicia. Si algún ministro no está de acuerdo, se va.

Le pregunté si confiaba en el jefe de la Brigada de Río Gallegos. Ése era su candidato, pero dudaba sobre las reacciones que provocaría, contestó. Le dije que nadie podría reprocharle nada al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas si elegía para el cargo de mayor confianza en el Ejército al general que mejor conocía. Kirchner le pidió a Duhalde que dejara la cuestión de los juicios pendientes en sus manos e hizo del jefe de la Brigada de Gallegos el instrumento escogido para descabezar al renacido Partido Militar, que se proponía condicionar al gobierno que llegaba con menos porcentaje de votos que de desocupados.
La segunda hoja

Cuando Kirchner le comunicó a su ministro de Defensa que el general Roberto Bendini reemplazaría a Brinzoni, José Pampuro buscó el nombre del elegido en el escalafón del Ejército. “No hay ningún Bendini”, musitó cuando su índice llegó hasta el final del listado. “Te falta una hoja”, le dijo Kirchner, riéndose como un chico travieso. En esos primeros días de su gobierno también reveló los detalles de aquel desayuno con Escribano y el contenido completo del pliego de condiciones que debía cumplir si quería que su gobierno durara más de un año: “No queremos que haya más revisiones sobre la lucha contra la subversión. Está a punto de salir un fallo de la Corte Suprema de Justicia en ese sentido. Nos parece importante que el fallo salga y que el tema no vuelva a tratarse políticamente. Creemos necesaria una reivindicación del desempeño de las Fuerzas Armadas en el contexto histórico en el que les tocó actuar”, le dijo. También le reclamó reunirse con los empresarios, alineamiento incondicional con los Estados Unidos y alejamiento de Cuba. Para finalizar, habló del “muy grave problema de la inseguridad. Debe generarse un mejor sistema de control del delito y llevarse tranquilidad a las fuerzas del orden con medidas excepcionales de seguridad”.

Kirchner le respondió que no haría nada de ello. Desairado, Escribano publicó la amenaza en su columna del jueves 15. Escribió que “la Argentina ha resuelto darse gobierno por un año”, y atribuyó la frase a un amenazador ente genérico que denominó “Washington”, donde había participado en la última reunión del Council of Americas.
La Corte y los cuadros

En su primera semana de gobierno Kirchner cortó el nudo gordiano militar, con el pase a retiro de dos docenas de generales. En la segunda, promovió el juicio político a los extorsionadores encaramados en la Corte Suprema de Justicia. Además anunció su apoyo a los juicios por violaciones a los derechos humanos, que la justicia había reabierto en 2001 a pedido del CELS en la causa “Simón”, y pidió al Congreso que ratificara la convención internacional que veda perdonarlos o detener su juzgamiento por el paso del tiempo. Recién en 2005 la Corte Suprema confirmaría aquel fallo de primera instancia.

También envió al CELS a sus ministros Alberto Fernández y Gustavo Beliz para que conocieran el documento “Una Corte para la Democracia”, que habíamos elaborado en los peores días de 2002 junto con otras seis organizaciones. Y decidió tomar sus conceptos como fundamento del decreto 222/03, que por primera vez estableció un mecanismo transparente y responsable para la designación de los ministros de la Corte. El siguiente ministro que visitó el CELS fue Pampuro, acompañado por su secretario de Defensa, Julián Domínguez. Les propusimos una actividad de fuerte impacto simbólico: el descuelgue de los cuadros de los ex dictadores Jorge Videla y Benito Bignone de la galería de directores del Colegio Militar, como mensaje para las nuevas generaciones que se forman allí. Kirchner quiso escuchar en forma directa el planteo, que ya les habíamos llevado sin éxito a los gobiernos de Duhalde y De la Rúa, cuyos ministros Jaunarena y López Murphy se nos rieron en la cara. Fue una decisión instantánea. Terminó de escuchar y dijo:

–Lo hacemos este 24 de marzo, con los organismos de derechos humanos.

Le sugerí dos alternativas: una seca ceremonia institucional encabezada por el Comandante en Jefe, o un acto con presencia de distintos sectores de la sociedad, incluyendo a los organismos pero también a las centrales sindicales de trabajadores, las cámaras patronales y los partidos políticos. Dijo “ah, bueno” y cambió de tema. Pasaron semanas sin novedad hasta que el 23 de marzo llamó el teléfono:

–¿Venís mañana a descolgar los cuadros?

Le recordé el escenario ampliado que le había sugerido.

–Jhi vojh no te animajh no importa, voy jio solo –dijo.

–Me parece que....

Ya no escuchaba.

Varios generales amenazaron con pedir el pase a retiro como elemento de presión. Su único comentario fue: “Si siguen pensando igual que antes mejor que se vayan. Tendremos más vacantes para reemplazarlos con gente que entienda todo lo que cambió en el país”. También le llegó el rumor de que los originales fueron sustraídos: “Aunque sea una foto de cumpleaños, la vamos a sacar”, comentó. Kirchner dio la orden y aquel ex jefe de la Brigada patagónica en quien confiaba, subió a una tarima y la cumplió. Como otras veces que discutimos, Kirchner tenía razón. Quería hacerlo ya, y no le importaba nada más. Entendía lo esencial mejor que nadie.

Como si fuera poco para un solo día, por la tarde presidió la ceremonia de recuperación de la ex ESMA. El CELS había propuesto que se reservara para el Museo de la Memoria una pequeña porción del predio, desde el edificio principal hasta aquel donde funcionaron Capucha y Capuchita pero que en el resto del predio, de 17 hectáreas y 40 edificios, continuaran las actividades navales porque sería formativo para las nuevas generaciones de marinos que la Armada del presente rindiera homenaje a las víctimas de la Armada de ayer. Además esto hubiera permitido la ocupación inmediata, sin la irritante espera de varios años hasta que el último marino emigrara de allí. Pero en la discusión entre los organismos de derechos humanos perdimos 9 a 1 y Kirchner optó por no contradecir a esa mayoría. Seguimos pensando que nuestra propuesta era superior y que delegar decisiones que competen al Estado en organizaciones no gubernamentales es el mayor déficit de la extraordinaria política de derechos humanos que siguió su gobierno, como se vería después. Pero entendemos tanto el rechazo de quienes no soportaban ver uniformes navales donde fueron masacrados sus hijos, como la opción de Kirchner de no contradecirlos, pese a que la otra posibilidad le entusiasmaba. El acto de esa tarde fue pura emotividad. Antes que Kirchner hablaron dos hijos de detenidos desaparecidos que nacieron en la ESMA y el presidente se ocupó en forma contundente de los gobernadores justicialistas Felipe Solá, José de la Sota, Jorge Obeid, Jorge Busti y Carlos Verna, quienes decidieron no asistir por razones de cartel, lloriquearon en un comunicado que eran humanistas y cristianos, que se sentían discriminados, que sufrieron mucho y que conservaban toda la memoria y no una parte. “Este paso que estamos dando hoy, no es un paso que deba ser llevado adelante por las corporaciones tradicionales que por allí vienen especulando mucho más en el resultado electoral o en el qué dirán que en defender la conciencia y lo que pensaban o deberían haber pensado”, les contestó Kirchner. Viendo la evolución de cada uno, no estaba muy descaminado.

Esa tarde también pidió “perdón de parte del Estado por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia las atrocidades cometidas por los represores ilegales de la última dictadura militar”. Raúl Alfonsín se declaró dolido porque entendió que se estaba ignorando el histórico juicio a las Juntas. No había sido ése el sentido del mensaje de Kirchner, cuyo pensamiento era más preciso que sus palabras. Se lo explicó al ex presidente en una llamada para disculparse y encomiar aquel proceso. La forma no fue feliz pero en el fondo no estaba equivocado: aquel juicio se hizo para poner a la defensiva a la cúpula militar e impedir que avanzara otra vez sobre las instituciones, en el marco conceptual de la doctrina de los dos demonios, no en el de la guerra sucia militar contra la sociedad argentina. Se trataba de mantener la fiera a raya pero sin reconocer la dignidad de las víctimas y sus luchas. Por eso, Alfonsín nunca recibió a las Madres de Plaza de Mayo, llegó a decir que las financiaban oscuros intereses internacionales, ascendió a militares acusados de graves crímenes e intentó clausurar el tiempo de la Justicia, con dos leyes indefendibles, cuando temió que los juicios dejaran de ser un disuasivo para el golpismo militar.
Un debate maniqueo

La actitud de Kirchner dio lugar a un debate maniqueo. Para sus partidarios más exaltados los derechos humanos son sólo aquello que él hizo. Sus detractores le recriminan que como intendente de Río Gallegos y gobernador de Santa Cruz no aplicara una política nacional de derechos humanos, que sólo usara el tema para fortalecer su gobierno o para robar, como llegaron a decir dos juventones de más de 50, indignados de que un parvenu les invadiera el jardín privado en el que florecían sin competencia sus bellas almas. Ni tanto ni tan poco. El repudio de Kirchner a los crímenes de la dictadura y su exigencia de castigo están documentados desde 1983, igual que la reiteración del tema por parte de Cristina como diputada y senadora nacional en los años ’90. Si esta bandera hubiera dado seguros réditos políticos, ¿por qué nadie la levantó antes y tan pocos lo acompañaron después? Es preciso reiterar que las leyes de impunidad habían sido anuladas en 2001, como culminación de muchos años de tenaz acción de los organismos y que cuando Kirchner llegó al gobierno ya había un centenar de altos jefes detenidos y procesados. Pero también que sin su acción decidida, esos logros podrían haberse revertido. Que por primera vez el Estado se haya puesto con todo su empeño del lado de la Justicia no puede ser minimizado.
La mano en el hombro

La foto que acompaña este testimonio es del 4 de agosto de 2010. La vicegobernadora de La Rioja, Teresita Luna, me había invitado para un homenaje al obispo Enrique Angelelli y Néstor acompañó a Cristina a un acto de entrega de netbooks. Al verme me pidió que lo esperara, porque quería comentarme algo después del acto. Pero desde el escenario comenzó a hacerme señas. Por fin me pidió que me acercara. No podía esperar una hora, tenía algo que decirme ya mismo y se adelantó hasta el borde del escenario. Yo dejé mi asiento entre el público y fui a su encuentro. Por eso estamos en esa extraña posición, él inclinado, cuan largo era, apoyando su manaza en mi hombro para sostenerse. Eso parecía. En realidad, él nos sostenía a quienes durante tantos años habíamos batallado en soledad por el país que su presidencia comenzó a hacer real.

* Conferencia pronunciada en la Casa Amèrica Catalunya, institución de relaciones culturales creada hace un siglo, con el auspicio de la Coordinadora de Entidades Argentinas en el Estado Español.

lunes, 14 de noviembre de 2011

CERRAR LAS VENAS ABIERTAS.

Domingo, 13 de noviembre de 2011

DEBATE › DESAFIOS ANTE UNA ESTRUCTURA ECONOMICA OLIGOPOLICA
Nudo gordiano

La acumulación del capital en condiciones de dependencia tecnológica ha dado lugar en la Argentina a una gran concentración y centralización de capitales. Profundizar el modelo implica enfrentar esos obstáculos.







Por Monica Peralta Ramos *

La política económica del gobierno kirchnerista persigue la industrialización, el crecimiento con inclusión social y el desendeudamiento del país. En estos ocho años se ha logrado un mejoramiento del poder adquisitivo de los asalariados, un fortalecimiento del mercado interno y un crecimiento muy significativo del Producto Bruto, del empleo y de las exportaciones. Existen, sin embargo, obstáculos estructurales a la integración nacional, a la autonomía en las decisiones y a la redistribución de ingresos. Estos obstáculos se derivan de las características del capitalismo argentino y de la coyuntura internacional. Profundizar el modelo implica enfrentar estos obstáculos.

La acumulación del capital en condiciones de dependencia tecnológica ha dado lugar en la Argentina a una gran concentración y centralización de capitales, al dominio creciente del capital extranjero en sectores claves de la producción nacional y del comercio exterior y al control monopólico u oligopólico de segmentos de la estructura económica que tienen importancia estratégica para el crecimiento del país. Las empresas que dominan estos segmentos son formadoras de precios en los puntos “neurálgicos” de la economía y tienen una capacidad decisiva sobre la inflación local. Esto les da poder de veto sobre las políticas del gobierno y capacidad de afectar la estabilidad política e institucional del país.

Históricamente el Estado ha impulsado la industrialización a través de subsidios, exenciones impositivas, contratos de provisión de bienes y servicios, protección arancelaria, licuación de deudas y hasta venta de activos públicos a precios de remate. Inicialmente estas políticas tuvieron por objetivo estimular el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas nacionales. Pronto los principales beneficiarios fueron las grandes empresas (nacionales y extranjeras) y la inversión privada fue reemplazada por subsidios. En los últimos ocho años ha habido un crecimiento de la inversión privada pero la misma no se ha volcado hacia la diversificación productiva en la industria o hacia la apertura de nuevas fábricas. Tampoco se ha modificado el liderazgo sectorial en la industria. Esto ha ocurrido en el contexto de un gran crecimiento de las ganancias de las grandes empresas y de las remesas al exterior de las utilidades declaradas por las empresas extranjeras. Estas remesas duplicaron los montos girados al exterior durante la convertibilidad y equivalen al 65 por ciento de las reservas que el Banco Central pudo acumular durante estos ocho años.

La otra cara del capitalismo argentino es la sistemática fuga de capitales. Este drenaje –endémico en los países periféricos– se hace a través de distintos mecanismos, lícitos e ilícitos. En la Argentina, la fuga de capitales ha sido tradicionalmente financiada con endeudamiento externo. Desde el 2003 se ha financiado con las divisas provenientes de las exportaciones. A pesar del fuerte crecimiento económico de estos últimos ocho años el drenaje de recursos no ha parado.

Estas características se dan en un contexto de enorme integración productiva a nivel mundial y de recesión en los países centrales. Hoy la integración compleja de los conglomerados transnacionales domina al mundo y ha dado lugar a la desintegración de la cadena productiva a nivel mundial y al control de segmentos cruciales de las cadenas de valor por parte del capital trasnacional. La racionalidad de las decisiones de una empresa transnacional integrada en forma compleja depende de la ganancia obtenida a nivel del complejo internacional. Si los sectores claves de la economía de un país dependen del control monopólico u oligopólico ejercido por filiales de empresas multinacionales esto significa que la lógica de la acumulación del capital en ese país tiende a independizarse de las políticas de desarrollo local y se rige por parámetros que no tienen en cuenta el interés nacional. Asimismo, la integración compleja impulsa enormes flujos de comercio, tecnología y finanzas que transcurren a través de la propia empresa y fuera del alcance de la medición, del análisis y de las regulaciones existentes en esos países. Se dificulta así la gestión económica nacional y se potencian mecanismos ocultos de transferencia del excedente desde la periferia hacia el centro del sistema capitalista. A estos rasgos estructurales se suma ahora el impacto que tendrá la recesión en los países centrales sobre el comercio exterior y la economía de los países periféricos.

Frente a estos rasgos del capitalismo argentino y de la coyuntura internacional profundizar el modelo significa empezar a desarticular el nudo gordiano de la dependencia tecnológica. Esto implica en primera instancia poner límites estructurales al control monopólico y oligopólico en los puntos neurálgicos de la economía. El Estado debe impedir precios de monopolio y desabastecimiento en estos sectores. La creación de canales institucionales que permitan la participación de la ciudadanía (consumidores, empresarios, productores, comerciantes) en el control de la inflación dará mayor transparencia a la determinación de los precios, y contribuirá a legitimar las decisiones que se tomen.

No puede haber crecimiento autónomo si no se diversifica la estructura productiva orientando los subsidios hacia el desarrollo de bienes de capital y de nuevos sectores industriales de alta tecnología (biotecnología y microelectrónica, entre otros). Si esto no ocurre, la lógica de la acumulación a nivel local dependerá cada vez más de decisiones de inversión que trascienden las fronteras y las necesidades del país. De ahí la importancia de modificar la política de subsidios y el marco institucional y legal heredado de la última dictadura militar y ampliado en la década del ‘90. Este marco ha posibilitado la desnacionalización de la economía y la fuga de capitales.

La crisis financiera internacional y la recesión en los países centrales crean un contexto muy peligroso para los países periféricos. Constituyen al mismo tiempo una oportunidad para dar un salto cualitativo en el desarrollo económico e institucional

* Autora de La Economía Política Argentina. Poder y Clases Sociales (1930-2006), Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina, 2007.

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DINERO SUCIO

Domingo, 13 de noviembre de 2011

MUNDO FINANCIERO › GLOBALIZACION DEL CRIMEN
Dinero sucio








Por Carlos Weitz

“Cientos de miles de millones de dólares de dinero sucio fluyen entre países cada año afectando las economías locales, corrompiendo instituciones y fogoneando conflictos.” Declaraciones del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

“Desde el final de la guerra fría el sistema de gobierno mundial no ha sido capaz de seguir el avance en la globalización. Si bien se han conseguido mejoras sin precedentes en el comercio, las finanzas, los viajes y las comunicaciones que han posibilitado un mayor crecimiento económico y mejores condiciones de vida, también se han abierto masivas oportunidades para que prosperen actividades criminales.” Con estas palabras comienza un informe publicado por las Naciones Unidas titulado La globalización del crimen. Del mismo surge que el llamado crimen organizado se ha transnacionalizado en forma creciente. Los pocos estudios elaborados hasta el presente abarcan miradas sectoriales o locales, perdiendo de vista un necesario enfoque integral sobre el fenómeno.

Delitos tales como el tráfico ilegal de armas, de drogas, de personas y de órganos conforman cuatro jinetes del Apocalipsis que atacan el corazón de las sociedades democráticas modernas.

El informe señala que las principales economías a través de las cuales se intercambian bienes ilícitos son las mismas que intervienen en el comercio internacional de productos legalmente comprados. Muchas de estas operaciones se inician en un país, pudiendo atravesar luego otros dos continentes antes de terminar de concretarse. El estudio estima las cifras multimillonarias involucradas en cada uno de estos delitos, dinero que estas bandas canalizan necesariamente a través de los diversos sistemas financieros del planeta. Por ejemplo, se calcula que el número de víctimas de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual sólo en Europa asciende a 140.000, generando ingresos anuales para sus explotadores por 3000 millones de dólares.

Por su parte, Europa es también el mercado de heroína de mayor valor regional (20 mil millones de dólares), siendo Rusia el país de mayor consumo de esta sustancia (70 toneladas). Se calcula que los estupefacientes matan entre 30.000 y 40.000 jóvenes rusos al año. De los 72 mil millones de dólares que mueve el mercado de la cocaína en América del Norte y Europa, los distribuidores de nivel medio en los países consumidores perciben un 70 por ciento de las ganancias.

La venta de medicamentos adulterados provenientes de Asia, que son distribuidos en algunas de las geografías más pobres del planeta, generan efectos devastadores sobre estos grupos poblacionales, involucrando cifras cercanas a los 1500 millones de dólares. Antonio Maria Costa, director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) señala sensatamente que “dado que el móvil de estos criminales es el dinero, vayamos por su dinero”. Para poder funcionar, cada una las actividades delictivas señaladas necesitan indefectiblemente recurrir al mundo financiero a través del cual movilizan, acumulan y gastan las enormes cantidades de dinero involucradas.

El informe propone, entre otras iniciativas, terminar con el aceitado mercado de transferencias informales de dinero, con los paraísos fiscales, y con los secretos bancarios cuando se sospecha que los mismos encubren delitos. El combate por erradicar estos crímenes transnacionales sólo puede ser exitoso si el mismo involucra a un conjunto multidimensional de políticas públicas coordinadas entre países, entre las que se destaca la correspondiente al lavado de dinero. En este sentido, extremar controles financieros diseñados e instrumentados por expertos en la materia constituye una herramienta indispensable para proteger a la población ante el accionar de estas mafias

carlosweitz@hotmail.com